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"Ayudamos a nuestros clientes a analizar su contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y a integrarlos en su propósito corporativo"

Comunicamos desde la ética

La comunicación es determinante para la construcción de una ética. En Huella Responsable somos conscientes del poder de la comunicación y su responsabilidad ética con la sociedad. Sin embargo, la ética tiene una precaria aplicación en la gestión y en la comunicación empresarial.

 

Si el único fin de la comunicación es seducir y persuadir al receptor para permanecer en el canal para encadenarlo, estamos fuera de toda relación ética: la ética está siendo aplastada por el mercado, por una presión comercial que nos alinea con el consumo desmedido de productos y servicios qué deteriora nuestro sistema de valores. La comunicación actual a través de las redes sociales se basa en el deseo de darnos a conocer al otro, de propagar la imagen que queremos que los demás tengan de nosotros.

En Huella Responsable te ayudamos a desarrollar tu plan estratégico de comunicación desde la ética, lo que implica el deseo de conocer al otro y entender qué necesita, sobre la base de un intercambio.

Los valores de una empresa deben ser conocidos, comunicados y acreditados. Son la referencia básica que moldea las políticas de responsabilidad social empresarial (RSE), cuyas acciones alcanzan plenitud de sentido en la conexión con los principios comunes que la organización acepta y práctica. Desde este enfoque, podemos ayudar a las pymes a elaborar su estrategia de comunicación corporativa. 

Huella Responsable colabora con las pymes para que desarrollen una comunicación desde un enfoque de responsabilidad y aplicando criterios éticos en la comunicación, aprovechando el poder de las redes sociales y los influencers para guiar a las personas a una vida sostenible. 

"Ya no basta con tener un relato inspirador, la empresa debe inspirar a través de sus acciones"

Reputación corporativa

Desde Huella Responsable podemos ayudar a las pymes a construir relaciones de confianza con sus principales grupos de interés.

La forma de comportarse la empresa con los distintos grupos de interés es percibida por los distintos agentes económicos y la suma de esas percepciones se concentra en la reputación corporativa que se convierte en una señal informativa a la hora de tomar decisiones de compra, de trabajo o de inversión.

 

La reputación es un activo intangible muy valioso y difícil de construir que se genera a lo largo del tiempo a través de un lento proceso de acumulación. Sin embargo, es un activo muy frágil, ya que se puede deteriorar rápidamente si la organización no lo cuida.

Los activos intangibles nunca han sido tan importantes como ahora y representan una proporción cada vez más grande del valor de las empresas.

En el actual modelo empresarial, el éxito no reside exclusivamente en los beneficios económicos sino en la capacidad de generar relaciones de confianza y a largo plazo con los grupos de interés y la reputación es la pieza clave para conseguirlo. Las organizaciones ya no sólo compiten por dimensión, tamaño o variables de tipo financiero, sino para obtener el respeto, la admiración, la empatía y el respaldo de aquellos que son clave para su supervivencia: las personas, es decir, sus grupos de interés prioritarios.

En este contexto, aplicar criterios éticos en la comunicación es un factor fundamental para ir construyendo percepciones positivas en los grupos de interés y conseguir así una buena reputación corporativa.

La clave para comunicar la ética es alinear lo que decimos con lo que hacemos y trabajar la comunicación guardando un cuidadoso equilibrio entre ambos.

 

La comunicación es vital para construir una reputación ya que los grupos de interés necesitan información sobre las empresas, sus negocios y sus productos y servicios, pero demasiado entusiasmo o mensajes con el tono equivocado pueden ser contraproducentes. 

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